Es para mí un gran honor, que hayas tenido la amabilidad de compartir conmigo este valioso material poético tuyo, titulado «La triste memoria de los trenes». Créeme que desde cuando vi tu mensaje en mi correo: primero me sorprendí, porque no sabía quién eras, pero después me llenó de alegría, el saber que me invitabas a compartir y a disfrutar de tus poemas. Ahora, ya con el material en mano, la noche transcurre muy aprisa; son las 5 de la mañana, y aún no tengo sueño. Mi lectura de «La triste memoria de los trenes», ya hace rato la terminé. Pero decidí volver a disfrutar de esos poemas, y los volví a leer; porque leer tu obra Poeta, es como sumergirse en las profundidades del océano, y sorprenderse con el paisaje submarino. Es dar un paseo por un mundo metafórico, y transitar por sus calles donde «el aire florece», y «la mañana se puebla de voces inesperadas». Es llegar al lugar en donde:
«da inicio el otoño…
con la incierta memoria
que duda de mi nombre»;
en fin, es andar la ciudad, …»con las tardes…sobre las solapas», y «la noche…sobre nuestro semblante».
Leer tu obra Pablo, es montarse en un caballo alado, y recorrer la ciudad impredecible; mientras «la soledad dialoga con la humedad de la madera», y los transeúntes …»caminan por el borde de los días». Es disfrutar de tus poemas, y extasiarnos con el mundo que construyes. Leamos para empezar estos 2 bellos versos de la pág.14:
«La noche se desviste
y una a una cuelga sus prendas en el aire»;
o también, cuando sumido en la más profunda tristeza expresas:
«Triste y con el rostro cubierto de vino
la espero en la última fila de un cine,» pág.15;
pero como la vida transcurre irremediablemente, más adelante dices:
«No hay tiempo que perder
préstame tus ojos de primavera
como un cesto que espera
el sueño de las camelias»
pág.15;
es en los siguientes versos que a través de una reflexión profunda, manifiestas tu opinión sobre una faceta del amor:
«No basta con saber que el amor
puede inventar su propia existencia
y ser cómplice de viejos deseos»
pág.17;
finalmente, disfrutemos esta bella estrofa dedicada al gran poeta francés Verlaine:
«Un pañuelo cae bajo la sombra del agua
Verlaine vuela en su búsqueda
como si en esa plaza vacía
aún habitaran sus poemas». pág.19
Por otro lado, algo muy sorprendente que haces Pablo Cassi, son los 2 poemas que dedicas a la Ciudad de México: el primero, se titula «Contar los muertos habría de durar para siempre»; sé que te refieres a la represión estudiantil del 2 de octubre del 68´ en Tlatelolco, y que a la fecha, aún no se sabe el número exacto de los muertos; sobre ello, con mucha razón expresas:
«Más allá de la pólvora y de las cenizas
Ciudad de México es un dolor
que habla otro idioma
en la pálida atmosfera
para no doblar sus rodillas»…pp.29 y 30
«Tlatelolco no registra certificado de defunción»;
el otro poema se titula «Nada exige Ciudad de México», y dice:
«…Es posible que Ciudad de México,
declare mi rostro incompatible
y el viento apresure la noche en «Reforma». pág.32
Pero hay algo muy importante que nos recuerdas Poeta, y es ese personaje de la Revolución Mexicana que es Adelita o «Soldadera», refiriéndote a las mujeres que participaron en dicha Revolución. De ella, dices:
Adelita…,
«Háblame de aquellos poemas que crecieron
con la revolución en tus labios.
Quítate ese brillo de tu rostro que no te pertenece
aléjate de los que asedian tu serenidad
y buscan en la puerta de tu casa
una caricia clandestina en la bahía de tus ojos.
Abrázame para que tu cuerpo
no sea un rito que olvida la historia».
Concluyo diciendo que tu poesía Pablo, es hermosa y llena de floridas metáforas. La portada, bellísima.
¡¡Felicidades Pablo Cassi!!, enhorabuena.
Erasmo Nava Espíritu
Ciudad de México, D.F., 23 de julio del 2013